5:00 am
El despertador suena temprano, pero la emoción de la ruta hace que el sueño desaparezca rápido. Me preparo un café, reviso mi Faucon Ultra 9 y empaco los snacks: barras energéticas, plátanos, agua y algunos geles. Hoy nos esperan unos 130 km de Santiago a Melipilla, ida y vuelta. A las 6, me reuniré con mis dos amigos, con quienes comparto estas aventuras de domingo.
6:00 am
Nos encontramos en el punto de partida, listos para el pedaleo. El aire fresco de la mañana nos acompaña mientras cruzamos las primeras calles de Santiago, casi vacías. El ritmo es cómodo, las bicicletas responden perfectamente, y nos dirigimos hacia las afueras de la ciudad.
8:00 am
Ya estamos en plena ruta, lejos del bullicio urbano, disfrutando del paisaje y del silencio del campo. Hacemos una breve parada para comer algo y estirar las piernas. Las barras energéticas y un plátano me dan el impulso necesario para seguir. El clima se mantiene agradable y seguimos avanzando a buen ritmo.
10:00 am
Llegamos a Melipilla. Nos tomamos un descanso en la plaza principal, donde aprovechamos para hidratarnos y cargar energías. Después de unos 30 minutos de pausa, estamos listos para emprender el regreso. El sol ya comienza a calentar, pero nos mantenemos concentrados en la ruta.
12:00 pm
Todo marcha bien hasta que, a unos 40 km de Santiago, mi amigo pincha la rueda. Detenemos la marcha, sacamos las herramientas y nos ponemos a reparar la cámara. Mis amigos bromean mientras la arreglamos, y en poco tiempo estamos de nuevo pedaleando. Es parte de la aventura.
2:00 pm
El taco de la ciudad comienza a aparecer conforme nos acercamos a Santiago. Las piernas ya se sienten pesadas, pero seguimos adelante, animándonos mutuamente. La Ultra 9 responde bien, y agradezco la comodidad de su sillín mientras afrontamos los últimos kilómetros.
4:00 pm
Estamos casi de vuelta en casa, con el cansancio acumulado pero satisfechos. Cada pedaleo trae una mezcla de orgullo y fatiga. Ya soñamos con la próxima salida.
6:00 pm
Finalmente llegamos a casa. Es un alivio estar de vuelta después de un largo día en la carretera. Guardamos las bicicletas, nos despedimos y cada uno se dirige a su casa, pensando en la ducha caliente que espera y en la comida que sin duda será bien merecida. Otro domingo más, lleno de buenos momentos y kilómetros recorridos.